por: Neyder Salazar
“hijueputa, tóquela, désela, haga el pase, péguele, gol, arbitro vendido” fueron unas de las tantas palabras que pronunciaron los hinchas desenfrenados por la emoción del partido de Colombia. Emoción que se sintió en todos los lugares donde se vibró con este partido.
Todo estaba preparado para dar inicio a uno de los partidos más esperados, ya que era indispensable para la preparación de la selección con mira a la Copa América Venezuela 2007 y la eliminatoria de la Copa Mundo Sudáfrica 2010.
Los ánimos estaba tensos, todos querían ver un buen resultado y ver que tan preparada y lista estaba la nómina. Aunque era un partido amistoso había expectativa pues la selección por una larga temporada no jugó en el Campín. Su último partido fue en el 2001 frente a Chile.
La gente tenía sed de triunfo y de venganza, pues en el último partido en el 2001 Colombia frente a Paraguay cayó en el mismo escenario donde de nuevo se iban a enfrentar.
Se realizaron muchas campañas para motivar el apoyo. Cerveza Aguila por tres tapas y 10.000 pesos dio la camisa original de la selección. Camisa que desgarra pasión, orgullo y patriotismo colombiano.
Las taquillas del Campín se encontraban conglomeradas de colombianos que se sometieron a una larga fila. Sol, lluvia, empujones y las demás inclemencia del clima que azotan por esta época al país. Todo esto implicaba conseguir un boleto de entrada al estadio. Tal fue el caso de Camilo Prieto quien hizo una fila por más de dos horas, mojado y por pasión al fútbol logró adquirir la tan anhelada entrada de 12.000 pesos para apoyar al equipo.
Hay quienes se aprovecharon del fanatismo por el fútbol, al ver que se agotaron las boletas las revendieron. Carlos Delgado era uno de esos revendedores. vendía una boleta de 12.000 pesos a 20.000 pesos. Él asegura que siempre hay personas que dejan todo para lo último y por eso se quedan sin entrada. Péro el soluciona el problema ofreciendo la boleta aunque más cara, aun así la razón lo amerita y los hinchas la compran.
Otros no corren con la suerte de conseguir a estos revendedores, o el precio es demasiado alto. En definitiva se quedan sin entrar al estadio. Estos tuvieron como solución ver el partido en casa o ir a uno de los tantos bares que abrieron sus puertas para este evento. Pedro Bermúdez no consiguió boleta, le toco ver el partido en Salom un bar de la 51, que igual que muchos cafés y tiendas abrieron la puerta para que hinchas vieran su equipo a son de un trago y a la vista de una pantalla gigante.
Pedro iba acompañado de Lina Polanía no le agrada de todo el fútbol pero como es Colombia es bueno apoyarlo, además fue por acompañar a su novio.
Guillermo Sánchez administrador del bar Salom vio el evento como algo para producir ganancias pues un día como el miércoles que regularmente no abre vendió más del millón de pesos en trago y entraron más de 100 personas.
En el estadio la emoción era mayor, más de 32.000 espectadores llenaron algunas tribunas. Era una fiesta. El pitazo del arbitro dio inicio al encuentro y fue en el minuto 33 con un gol de pelota quieta
Aquivaldo Mosquera hace la primera anotación para Colombia. Inmediatamente miles de gritos y con euforia total que incluso llego a las groserías celebraban y retemblaban las graderías por ese primer gol.
Mientras tanto en el minuto 87 del segundo tiempo fue Álvaro Domínguez quien despertó de nuevo instantes de felicidad en grupo de amigos en el bar Salom con gritos y un brindis celebraron la anotación que despertó sentimiento de amor a su país y por un gol se remonta el marcador a favor de Colombia.
Otro pitazo que culminó con el encuentro y es el descanso de muchos aficionados como los que observaron el partido en el supermercado Si-Glo. Supermercado que aprovechó la ocasión para que fuera su inauguración, con orquesta, pantalla, gente y cerveza gozaron a gritos la victoria, los pases, el buen mover del balón y el ataque de Andrés Chitiva figura de la selección. La alegría que despierta el haber ganado a personas como Leonel González hace que se desate una rumba en el supermercado después del partido con los demás hinchas llevados por la emoción y los sentimientos que despierta el fútbol en los colombianos.
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