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martes, 23 de septiembre de 2008

¿En qué va el periodismo en Colombia?

Este artículo es una combinación de un análisis entre la necesidad y el papel de los periodistas de informar con calidad y rigurosidad investigativa, pero también del peligro y la censura que corren estos profesionales cuando deciden contar la verdad principio de toda información periodística.

Una mirada al periodismo falto de ética. Una profesión de alto riegos que a pesar de todo hace una llamado a la información investigada con rigurosidad.

por: Neyder Jhoan Salazar

En Colombia desarrollar el ejercicio del periodismo parece una actividad de hombres heroicos dispuestos a entregarlo todo por contar la verdad, pero muchas veces de estos actos de heroísmo se pasa a un periodismo de locos que saben que se enfrentan a la muerte por la vocación de informar bien y con la verdad. Locos que prefieren correr el riesgo, ya que luego de pensarlo les puede más su deber ético de informar. Es que hay que estar muy loco para saber que se enfrentan a la muerte y aun así el buen periodista en este país pone en riego no sólo su vida, también la de su familia. Esto viene acompañado del dilema, por una parte de cumplir con el deber de informar a cambio de amenazas que son sentencia y ultimato de vida. Y por el otro la idea de callarse y autocensurarse por proteger el derecho de vivir ¿pero entonces dónde queda la libertad de informar que se garantiza constitucionalmente?

La idea de escribir sobre este asunto nace de la encuesta que se hizo en este blog, abierta por más de un año y con poca participación. La pregunta era ¿cómo le parece la función de los medios de comunicación en Colombia? El resultado arrojó de un total de 30 votantes. Entre las respuestas más altas, cinco votaron que era poco ético. Cinco dijeron que le falta, y otros cinco afirmaron que era sensacionalista. El resto de la votación se dividió entre buena y mala. Con cero votantes quedaron las opciones de muy buena, regular y mediocre.

Gran parte del periodismo que se produce en Colombia es falto de profesionalismo y rigurosidad, es decir le falta calidad al periodismo. El punto central de la producción informativa del país, es decir la ciudad capital lugar donde se supone que se debería poner en un alto grado la rigurosidad periodística, también como en las regiones se pone en práctica y cae en la parafernalia informativa, convirtiendo la información en un  show y mercancía. Basta con recordar las discusiones políticas que los medios convierten en show que vende.

Efectivamente; la información es un derecho que los periodistas debemos cuidar, proteger y hacer valer precisamente para que la información no se vuelva un show y una mercancía en venta. Debemos velar para que la ciudadanía este informada, pero con grado alto de acercamiento a la verdad, con lo criterios suficientes para que adopten posturas críticas y que previamente los medios han ayudado a configurar. De ahí lo importante de mostrar los diferentes ángulos noticiosos y de contrastar partes de la información, cosas que en la ligereza del periodismo diario muy pocas veces se hacen.

El periodista y profesor Juan Carlos Acebedo, en su artículo avatares de la información en la periferia, menciona una serie de cuestionamientos al que se deben enfrentar los periodistas, reporteros y directores de medios para cumplir su papel, tales como: ¿A quién le sirve prioritariamente con el trabajo? ¿A los núcleos de poder político y económicos? ¿A los anunciantes? ¿A un anhelo de fama y posicionamiento? Y termina concluyendo con la que debería ser la respuesta; los periodistas le sirven e informan como un bien común, a los ciudadanos, es decir a los lectores, escuchas o televidentes.

Es triste ver como la información se convierte en un negocio, pero también lo es ver las condiciones tan precarias en las que se ejerce  el periodismo. Según César Mauricio Velásquez, presidente del CPB y decano de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Sabana, en palabras publicadas en el articulo Colombia, un país que produce periodistas por ‘montones’ publicado por el Nuevo Siglo, sostiene que "los nuevos estilos de contratos de trabajo, la venta de cupos publicitarios, jornadas extensas de trabajo de 10 o 14 horas, y periodistas que hacen el trabajo de cuatro, pero reciben el salario de uno. Todo esto se ve reflejado en el periodismo en sí, en su bajo nivel informativo y en la opinión pública de la gente".

Producto de estas condiciones laborales se pasa por el triste periodismo mequetrefe de perros guardianes que se subyacen a poder económico y político que los censura, los callan y los coartan. El problema de los medios es que trabajan desde sus directores hasta sus reporteros para un sector dominante ya sea económico o político, lo que implica un grado de limitantes, es aquí donde el factor comercial y financiamiento restringe la información objetiva.

Estrategias de venta

La noticia inflada es algo muy común para logra vender en la salas de redacción de la capital centro de la información nacional. Es que es un problema también cultural que los medios han construido porque si se vende es porque la gente lo compra, ya que se le creó ese consumo. Es decir los medios juegan en una dinámica de mercado a dar a la gente lo que le exigen, si lo que les gusta es ver sangre, pues definitivamente los medios seguirán de forma errónea vendiendo sangre como se ha venido haciendo. A lo de sangre, sin duda se une las extravagancias y rarezas que convierten a la información en un show. Aquí entran ejemplo como el de una gallina con cinco dedos, el padre que violó a su hija y la tuvo encerrada. En muchos casos se vende si la historia incluye un drama humano de envergadura o un gran golpe militar. En este sentido lo que más se ve son los ataques militares, masacres o atentados terroristas. El amarillismo se ha tomado los medios, se aplica la idea que entre más muertos allá, de mayor envergadura es la noticia. Este  país es de locos aquí ya no es noticia un muerto, lo es si son más de tres los muertos.

Que ilógico es fabricar primicias, si la idea de informar es contar la verdad, qué necesidad hay de inventarlas, ¿acaso el periodismo es un acto literario, una novela irreal? los medios muchas veces construyen y modelan la realidad partiendo de irreales, de mentiras construidas por el interés de vender. Muchas veces la información transmitida no pasa de un chisme, todo porque no hay una verificación de datos. Nos encontramos en un periodismo de ficción y de inexactitudes. Un grave problema que afronta el periodismo es la dependencia a la fuentes oficiales, éste sí es el pan de cada día. Lo anterior es una especie de periodistas de pupitres que se dedica a transcribir boletines de prensa, son un simple canal para transmitir mensaje, pero no hay un análisis, una versión critica, no hay una verificación de datos.

Hay que recordar que en el oficio del periodismo hay que dudar de toda la información que se nos da y más aún si proviene de fuentes oficiales, por eso toca comprobarlo. No siempre lo que dice una fuente oficial es cierto. Esto es algo muy parecido como a aquel que redacta noticias internacionales desde la sala de redacción y producto de la información que le mandan las agencias internacionales. Muchas veces no pasan de una transcripción y traducción de idioma, sin hacer presencia ni acercamiento al lugar de la noticia. Se tiene que apuntar a un verdadero periodismo investigativo, tenemos que apuntarle a medios que promuevan una maneras de ver la realidad, pero partiendo de la objetividad y veracidad.

El periodista es un mediador que ofrece interpretaciones claras y aporte a la formación de opinión pública en la ciudadanía. Se deben crear medios con proyectos periodísticos sostenibles. Que ofrezcan independencia, contengan visión plural y múltiple de la información. Y no como se  viene haciendo donde sólo se muestra un punto de vista sesgado y unilateral dejando un lado la objetividad base de todo proceso periodístico. Nos enfrentamos al problema de tratar la información como mercancía, es hora de ajustar la información independiente y critica junto a un financiamiento que no limite y se interponga a intereses particulares, sólo buscando y ofreciendo un servicio como bien común. Hay que conectar, enlazar cabos sueltos como periodistas investigativos, sabuehuesos como los reconocidos periodistas del Watergate y no jugar a hacer parte de un periodismo de espectáculo.

En Colombia se debe poner en práctica el buen periodismo investigativo. Volver a los muchos periodistas que nombra Mariluz Vallejo mejía en libro a Plomo Herido, una crónica del periodismo en Colombia. Llegar otra vez a los rastrilladores de mierda de Estados Unidos en versión colombiana, verdaderos sabuesos, con agudo olfato periodístico que desenredaron actos intocables de corrupción. Colombia es rico es ese tipo de periodismo, Mariluz nombra muchos casos colombianos como aquel de Daniel Samper con la unidad investigativa del Tiempo, pero que se ha perdido, y hay que retomarlos con fuerza y mantenerlos.

Del riego: Pasar el miedo y contar la verdad

El desempeño de un periodista debe ir más allá de transmitir una información que otorga una fuente, debe ser contar la verdad, desenredar los asuntos que muchos tapan y que a simple vista se conocen pero nadie investiga por temor a ser amenazado o simplemente se le censura. En este sentido juega una papel importante la ética periodística, la idea de contar la verdad sin importan las circunstancias a las que nos tengamos que ver sometidos, la verdad va ante todo.

Francisco Santos en su artículo el peligro de hacer periodismo en Colombia inicia con esta anécdota: “Hace unos años quise sacar un seguro de vida en una compañía europea. Me sorprendió cuando me lo negaron a raíz de mi profesión: periodista. Quizás no debería haberme sorprendido tanto, teniendo en cuenta que Colombia es el país donde ha sido asesinado el mayor número de periodistas en los últimos 15 años; es un riesgo que las compañías de seguros no están dispuestos a correr. Está claro que las posibilidades de morir asesinado en Colombia son elevadas, y más aún cuando se es periodista”.

Pero en medio de el riesgo, el llamado es al periodismo crítico e investigativo. El periodismo colombiano le falta mucha investigación, es más a los colombianos no nos gusta investigar por el riego que se corre sobre todo en asuntos políticos y conflicto armado. Y me incluyó por que intento  ser periodista , aún lejos de serlo y así lo siento. En un documental titulado El silencio de los medios, producido por Medios para la Paz, bajo la dirección de la periodista Ana María Echeverri. Muestra lo difícil y el riesgo de hacer periodismo en el país en medio del conflicto armado que afrontamos. “Una realidad es la que reflejan las cifras: entre 1993 y 2005, trescientos ocho periodistas fueron agredidos, 112 secuestrados, 75 exiliados y 118 asesinados. Otra, es que en Colombia hay limitaciones para cubrir los hechos, hay autocensura, desinformación y contrainformación”.

Aun así el país cuenta con buenos periodistas investigativos como Hollman Morris, que muestra la otra cara de la moneda y no la misma de siempre. A pesar que Colombia en una democracia  en la que  se debe garantizar la libertad de prensa y expresión, en este país se corre el riesgo de morir por dar opiniones, criticar o atreverse a pensar diferente. Si apoyas al uno, se estigmatizan como colaborador y si críticas al otro eres un opositor, es decir el peligro es por varios bandos.

Situación que es complicado, no se entiende que los periodistas poden ser un centro neutro que se atreven a decir la verdad. En Colombia a los periodista les pueden más las amenazas que las ganas de contar la verdad. Es es que el asunto es serio, te matan o matan a la familia si te atreves a contar una verdad incomoda que no le conviene a un sector político, ejemplo los caso de para -política investigados en donde muchos periodista han sido amenazados. En Colombia se ha visto el caso de chuzadas de teléfonos a periodistas, entonces qué se espera para el ejercicio de nuestra labor sin se quiere intervenir, callar y coartar.

La Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (Ciap), de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap) informa del peligro de los periodistas y afirma que se siguen matando periodistas en América Latina. “Nueve periodistas de seis países de América Latina han sido asesinados en lo que va del año 2006. México encabeza el balance, con 3 víctimas. Además de asesinatos y desapariciones, los periodistas de toda la región sufrieron a diario ataques de diversa naturaleza, desde amenazas de muerte, golpizas de las mafias y agresiones policiales hasta atentados gubernamentales y legislativos. El mayor peligro de muerte del periodismo regional radica hoy en la alianza entre bandas armadas del narcotráfico asociadas a la corrupción del poder político local, sea estatal, regional, provincial y/o municipal. En varios países latinoamericanos se consolida una nueva clase política local de extracción delictiva que ejerce una suerte de “narco-poder” o “corrup-poder” en asociación con los ejércitos privados del crimen armado. En lo que refiere a Colombia exponen en caso que ocurrió el 20 de marzo en Medellín el periodista radial Gustavo Rojas Gabalo, sufrió un atentado de sicarios el 4 de febrero en Montería, departamento de Córdoba, en la región del conflicto armado".

El periodismo en Colombia no hace mayor análisis a la información que otorga fuentes oficiales, son más simple reproductores de las fuentes, en esta medida no se presenta una investigación profunda en temas como FARC-política, Para-política, asesinatos por parte de las fuerzas armadas o terrorismo de estado, pero en cierto grado es porque a uno que otro periodistas les da miedo contar la verdad o desenmascararla, ya que  éste tipo de información de estos actores, en el manejo implica riesgo por  amenazas. Hay que añadir que los medios colombianos en su mayoría y los más grandes se mueven por intereses políticos y económicos y así es imposible criticar o investigar problemas que perjudique o dañe la imagen del uno o del otro.

Según, el último informe La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) “En el primer semestre de 2008 registró una disminución de las violaciones a la libertad de prensa en Colombia en comparación con el mismo periodo del año anterior. En total, se registraron 63 casos de violaciones con un total de 74 víctimas. “Esto representa una disminución del 27% frente a los primeros seis meses de 2007, en el que se registraron 86 violaciones a la libertad de prensa. Con 38 casos contabilizados, la amenaza de muerte continúa siendo la forma más frecuente de intimidación a los periodistas, especialmente cuando se informa sobre el conflicto armado, la corrupción o los recientes escándalos políticos. Le siguen el trato inhumano o degradante – que se materializa principalmente en agresiones físicas – con 16 casos registrados. Se destaca también el hecho de que en este periodo no se registraron asesinatos de periodistas por razones de oficio”.

La tarea para un verdadero periodismo investigativo en Colombia aún es ardua, pero hay periodistas como Jorge Lesmes y Edgar Téllez, entre otros que hacen buen periodismo. Estos dos con su libro Pacto en la sombra, una buena investigación en la que dieron por descubierto las negociaciones secretas de Estados Unidos con narcos. Estos aunque amenazados, todavía no han sido asesinados, así que las barreras de amenazas, y miedo son superables y más cuando de contar la verdad se trata.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

la tarea para los periodista es ardua pero de prevalecer el derecho de informar con objetividad....
betto

Anónimo dijo...

hola es cierto que la labor del periodista es dura y riesgosa, pero se debe luchar en contra de estos factores que atentan contra la libertad del periodista.. que trist es ver como por apergarse a los principios éticos universales los priven de su libetad de información y hasta les quiten la vida...

Neyder Jhoan Salazar dijo...

si tienes razón lo importante es seguir en la tarea, hacer el oficio con vocación y amor como un servicio para la sociedad importante y necesario, mientras no nos silencien con la vida los periodistas seguiremos contando al verdad y más esa que quieren ocultar. La idea es que prevalezca el derecho a informar pero debe gozar de privilegio el periodismo impediente y crítico que muestra la otra cara de la realidad.

Anónimo dijo...

Sí, las opiniones que se expresan en este artículo son válidas, pero por favor, si se está hablando de periodismo se requiere escribir bien, tener buena redacción, coherencia, hacer buen uso de los signos de puntuación, entre otras cosas. Recomiendo una leída de lo que se escribe antes de publicar, para dar a entender lo que se quiere y facilitar la lectura, más cuando se evidencian errores de ortografía imperdonables en un escrito de este tipo.

Neyder Jhoan Salazar dijo...

Anónimo, en primera medida agradecer por dedicar parte de tu tiempo a este blog y por evidenciar errores presentes en el texto. Sin duda tienes razón, es fundamental al hablar de periodismo y más si de calidad se trata, un manejo adecuado del idioma que implica el uso de reglas ortografías. Es claro entonces que escribir bien es una obligación, por eso hay un esfuerzo de mejorar cada vez más en este camino de aprendizajes. De nuevo gracias por la recomendación y justo comentario.

 
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