En este año y en los últimos días está en discusión el tema del consumo de drogas “ilícitas” que le falta un debate en el Senado en un paso más y no el último para ser penalizado.
Por tal motivo decidí hacer una crónica sobre el mal negocio que representa el uso, y consumo excesivo y descontrolado de la droga que se contrasta con el buen negocio que representa su producción y distribución. Unos consumidores adictos pueden terminar en la calle perdiendo todos sus bienes económicos por comprar drogas para consumir. El camino de la droga, peligroso hasta letal es una crónica que muestra las consecuencias de su consumo, pero sin embargo en muchos casos personas que consumen llevan una vida normal, sin que consumir represente algún tipo inconveniente en la vinculación social. De igual forma pueden controlar su uso sin caer en la adicción. El daño que puede causar y los problemas que puede generar su consumo no representan una causa para penalizar y atentar contra un tema que es de la conciencia de cada quien, su consumo está ligado de acuerdo a las libertades que tiene cada miembros de la sociedad.
El consumo de la droga es un tema de libertades que toda persona tiene en la medida que no afecte al otro. En este sentido es absurdo que se piense en sancionar el porte y consumo de la dosis personal. No se puede caer en un atraso de los derechos que busca una democracia. Este tema junto a los tres casos de aborto permitidos se deben mantener por respeto a los derechos y libertades individuales. Así como pasa con el aborto también se quiere modificar otro fallo de la Corte Constitucional que permite en el país el porte de hasta 20 gramos de marihuana y un gramo de cocaína como dosis personal. Reitero que cada quien es libre de actuar como quiera desde que no afecta la armonía de los demás y sus actos deben ser asumidos por su cuenta.
Hay que reconocer que muchas personas, sin distinción social consumen de forma natural pero esconden sus hábitos ante los prejuicios de la sociedad. Estas drogas que se han denominado “ilícitas,” en muchas reuniones elitistas se consumen de forma oculta cuando entran al baño, como narró Daniel Samper en su artículo Dosis mínima y el baño de emergencia.
Sin duda apoyo la campaña en defensa de los consumidores que pueden llevar una vida sin necesidad de caer en un consumo excesivo al punto de la adicción. Además no se puede pasar de un tema policivo de retención al que porta más de la dosis y consuma en sitio público, a un tema de salud pública que se tratará de forma pedagógica, profiláctica o terapéutica por eso el uso es prohibido, designado que sólo se podrá usar con prescripción médica. Me pregunto dónde queda el uso cultural que grupos indígenas le dan a estas drogas como parte de sus hábitos de vida.
Es absurdo que se quiera tratar el tema como un problema exagerado de salud, cuando ni siquiera se ha legislado para que la bulimia, la anorexia y el sobrepeso sean tratados como un problema de salud pública, a fenómenos que realmente merecen ser tratado así.
Por otro lado no se puede penalizar su consumo, porque tendría de igual forma que penalizarse drogas socialmente permitidas como el alcohol y el tabaco que también afectan la salud y representan un gran negocio. La salida no es la prohibición, el único camino es preventivo, de campaña que muestren el riesgo al que se puede caer si se consume de forma excesiva tal y como ocurre con el alcohol. Así como la salida al aborto no es prohibirlo, es prevenir embarazos.
Por tal motivo decidí hacer una crónica sobre el mal negocio que representa el uso, y consumo excesivo y descontrolado de la droga que se contrasta con el buen negocio que representa su producción y distribución. Unos consumidores adictos pueden terminar en la calle perdiendo todos sus bienes económicos por comprar drogas para consumir. El camino de la droga, peligroso hasta letal es una crónica que muestra las consecuencias de su consumo, pero sin embargo en muchos casos personas que consumen llevan una vida normal, sin que consumir represente algún tipo inconveniente en la vinculación social. De igual forma pueden controlar su uso sin caer en la adicción. El daño que puede causar y los problemas que puede generar su consumo no representan una causa para penalizar y atentar contra un tema que es de la conciencia de cada quien, su consumo está ligado de acuerdo a las libertades que tiene cada miembros de la sociedad.
El consumo de la droga es un tema de libertades que toda persona tiene en la medida que no afecte al otro. En este sentido es absurdo que se piense en sancionar el porte y consumo de la dosis personal. No se puede caer en un atraso de los derechos que busca una democracia. Este tema junto a los tres casos de aborto permitidos se deben mantener por respeto a los derechos y libertades individuales. Así como pasa con el aborto también se quiere modificar otro fallo de la Corte Constitucional que permite en el país el porte de hasta 20 gramos de marihuana y un gramo de cocaína como dosis personal. Reitero que cada quien es libre de actuar como quiera desde que no afecta la armonía de los demás y sus actos deben ser asumidos por su cuenta.
Hay que reconocer que muchas personas, sin distinción social consumen de forma natural pero esconden sus hábitos ante los prejuicios de la sociedad. Estas drogas que se han denominado “ilícitas,” en muchas reuniones elitistas se consumen de forma oculta cuando entran al baño, como narró Daniel Samper en su artículo Dosis mínima y el baño de emergencia.
Sin duda apoyo la campaña en defensa de los consumidores que pueden llevar una vida sin necesidad de caer en un consumo excesivo al punto de la adicción. Además no se puede pasar de un tema policivo de retención al que porta más de la dosis y consuma en sitio público, a un tema de salud pública que se tratará de forma pedagógica, profiláctica o terapéutica por eso el uso es prohibido, designado que sólo se podrá usar con prescripción médica. Me pregunto dónde queda el uso cultural que grupos indígenas le dan a estas drogas como parte de sus hábitos de vida.
Es absurdo que se quiera tratar el tema como un problema exagerado de salud, cuando ni siquiera se ha legislado para que la bulimia, la anorexia y el sobrepeso sean tratados como un problema de salud pública, a fenómenos que realmente merecen ser tratado así.
Por otro lado no se puede penalizar su consumo, porque tendría de igual forma que penalizarse drogas socialmente permitidas como el alcohol y el tabaco que también afectan la salud y representan un gran negocio. La salida no es la prohibición, el único camino es preventivo, de campaña que muestren el riesgo al que se puede caer si se consume de forma excesiva tal y como ocurre con el alcohol. Así como la salida al aborto no es prohibirlo, es prevenir embarazos.
1 comentarios:
25/11/2009 a las 18:05:37
SI A USTED LE GUSTA METER PORQUERIAS que lo conviertan en un ZOMBIE ¡¡¡¡pROBLEMA SUYO!!!... Yo prefiero la terapia de HOMERO SIMPSON: "Cerveza" ouh!!!
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