Hablar de objeción de conciencia es remitirse al derecho constitucional del Artículo 18 en el que se garantiza la libertad de conciencia, nadie está obligado a actuar en contra de ella. Por eso se puede rechazar el cumplimiento de normas jurídicas que se consideren contrarías a las creencias éticas y religiosas de una persona. Implica tener argumentos para decir porque se quiere ejercer el derecho a la libertad de conciencia, bajo la capacidad personal de decidir. Es bajo este parámetro que se deriva y establece la objeción de conciencia al servicio militar, es decir el rechazo de esta obligación constitucional por considerase que atenta contra valores morales y éticos fundamentados.
En un país con rastro de conflicto como el colombiano, el Ministerio de Defensa ve necesario que haya personal para sus filas, por eso justifica la obligación de pagar servicio militar y así poder contra restar el actuar de grupos armados. La Ley 48 de 1993 reglamenta el servicio militar, establece que todo hombre que cumpla la mayoría de edad debe definir su situación militar, salvo unas mínimas excepciones del Artículo 27 y 28 en el Título III. Incluso establece que todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan.
Este tema se ha abordado en muchos países y en Colombia es un debate largo que aunque ha logrado pequeños frutos, todavía le falta, ya que es un derecho que se vulnera. Tiene precedente en la sentencia C-728/09 de la Corte Constitucional que reconoce el derecho a la Objeción al servicio militar.
En ésta se agrega que si bien es obligación el servicio militar, el Estado no debe pasar por encima de las convicciones políticas, morales y filosóficas de una persona. El servicio no puede ir en contra de lo que piensa alguien y en consecuencia no está obligado a pagarlo. Por lo tanto se añade esta nueva excepción junto a las existentes de discapacitados físicos, indígenas con integridad cultural y clérigos.
A nivel nacional se desarrolla por múltiples organizaciones la campaña para promover y defender la objeción de conciencia, “Nadie está obligado a hacer lo que su conciencia rechaza”. Es una posición frente a la obligación de portar armas y de entrar a un sistema de guerra, lo que plantea un cambio de noción frente a la posición de contribuir a la patria a través del conflicto armado.
Alejandro Parra de la Acción Colectiva de objetores de Conciencia en Colombia, Acoop, afirma que se viene trabajando en la Asamblea Nacional de Objetores de Conciencia, Anooc, con la participación de organizaciones regional como la Red Juvenil de Medellín y V Mandamiento de Barrancabermeja, además de otras que desarrollan un trabajo fuerte en el tema. El movimiento de objetores crece y se está formando nuevos grupos en el país como el que se espera fortalecer en el Huila. “Estos se articulan con estrategias masiva para prevenir proceso de batidas y bajo los mismos principios de objeción desarrollan acciones particulares”, añade Alejandro.
Más allá del servicio militar
Un joven al que padre fue asesinado en una conocida ejecución extrajudicial por el Ejército. Una madre que presta a su hijo para que ingrese a la guerra y lo tiene que ver llegar muerto. Un joven mayor de edad sin libreta militar que ve en un camión, un monstruo en el que se bajan soldados armados para reclutarlo. Un padre campesino que su hijo es reclutado por un grupo insurgente. Un joven que fue cogido en una batida militar, no fue reclutado, desapareció y ahora su caso guarda relación con los “falsos positivos”.
Estas múltiples situaciones se ven en el país y frente a esto, existen personas que se han declarado objetores de conciencia porque no conciben contribuir, ni ser parte del sometimiento y dolor de una guerra. Son muchos los creen que hacer parte de la guerra y mantenerla no mejora la situación. Tienen como referencias los años que Colombia lleva en conflicto armado. Por el contrario ven que la paz se construye fuera de un sistema guerrerista. En esta medida no es sólo una declaración de objetor al servicio militar, es contra un sistema que se sostiene en las armas, la violencia y la guerra.
Para Paola Tejo, miembro de la Articulación Antimilitarista, Mambrú, no es tener un argumento para no ir a prestar servicio militar, es un argumento para decir porque quiero ejercer mi derecho a libertad de conciencia. Dice que si la gente no quiere participar en la lógica de la guerra y el conflicto que estamos viviendo, no tiene porque ser obliga por ningún actor armado, “no están obligados a hacer las cosas que han generado la militarización, si los jóvenes creemos que la guerra no es la solución a los problema del país, no nos tienen que obligar a estar ahí”.
No es sólo un tema de obtener la libreta, puesto que muchos objetores no la quieren. Incluso Alejandro miembro de Acoop, espera por acción de tutela que se apruebe su prolongada graduación, ya que el documento es requisito para obtener el título, “cómo puede ser un requisito la libreta militar para un maestro que educa o un médico que salva vidas”.
En el país comunidades han querido estar ajenas al conflicto en el que por años involuntariamente han estado inmersos, es así como han conformado territorios de paz, zonas desmilitarizadas. ¿Cómo obligar a estas familias a entregar sus hijos a un conflicto que han querido olvidar y tratan de dejar a un lado?
La comunicadora de Obsurdh, Ginna Piraguata manifiesta que la objeción de conciencia es no sólo pagar el servicio, “va más allá cuando se pide el derecho constitución de libertad de conciencia es porque se tiene motivaciones muy fuertes y profundas de tipo moral, ético, político y religioso. Motivaciones que le impiden a uno hacer parte de un organización militar o aportar de una u otra manera a la estructura de la guerra”.
Las mujeres también se valen de la objeción de conciencia para decirle no a la guerra, así lo han promulgado el movimiento “Las mujeres no parimos ni forjamos hijas e hijos para la guerra”. Zoraida Peti Chaca, indígena Nasa del Huila reconoce que frente a la violación de derechos humanos es necesario acudir a la objeción de conciencia para estar fuera del conflicto, “cada quien es libre de escoger y decidir lo que quiere, nosotras las mujeres somos surgidoras de vida y no parimos hijos para acabarnos entre nosotros mismo en la guerra, parimos para construir una comunidad, un país y un mundo”.
¿Libertad de conciencia, una defensa Jurídica?
Defender este derecho es tener convicciones claras frentes a la guerra, ya que para avalarlo en este país no es suficiente con declararse objetor. Si bien es un paso a veces no basta para garantizarlo, ya que en algunos casos toca interponer una tutela. Lo que implica iniciar un proceso jurídico en el que se defiende las convicciones frente a un juez que determina si la conciencia es consecuente.
Declararse objetor debería ser el único paso para no participar y no avalar la guerra. Ya que hay una reflexión personal para actuar consecuente a su forma de pensar. Sin embargo, poner trabas jurídicas, representa la forma de obstruir el derecho, impedir que cada vez se multipliquen los que quieres estar alejados del servicio militar por convicciones. Hay que preguntarse, si el hecho que más jóvenes tomen distancia de la guerra y rechacen el servicio militar obligatorio, es una muestra que no quieren estar en circunstancias de conflicto armado, por lo tanto establecen una alternativa en construcción de paz y de vida.
Este trámite judicial hace parte de la defensa del derecho, en que se esgrimen los argumentos para declararse objetor. Cuatro casos fallados a favor y otros tres en contra son la muestra de la violación del derecho frente a aproximadamente 350 objetores de conciencia en el país. Alejandro Parra de Acoop, sostiene que los fallos han dado pie para que las fuerzas militares justifiquen la necesidad de esperar el resultado de un juez para dejar salir a un objetor de las bases militares. En cierta medida el trámite forma parte de acortar el acceso al derecho pues tiene que aducir razones serias, profundas, sinceras y fijas, vía judicial.
El Congreso aún no reglamenta el derecho a la objeción de conciencia frente al servicio militar. Un Congreso que responde a los intereses del Gobierno, por eso es un tema que apenas empieza a tener forma. Actualmente hacen trámite en Congreso cuatro proyectos de ley con intereses particulares del Ministerio de Defensa y tres de partidos políticos. Para Paola Tejo, de Mambrú, el tema está en la nebulosa porque todos los actores armando están reclutando, “mientras se siga pensando que el problema del conflicto en el país se soluciona militarmente, cada vez se va necesitar más gente para la guerra”.
La reglamentación debe pasar por establecer las formas de prestar un servicio social alternativo que no tenga ninguna tipo de relación con el modelo de la guerra. Se habla del aumento de dos años de este tipo de servicio, según Alejandro de Acoop porque se acude al argumento que el militar arriesga la vida y el objetor no, “lo que viola la reglamentación internacional, ya que se establece que el servicio social como alternativa al servicio militar no puede ser una sanción, no puede ser el doble de tiempo”.
La Objeción de Conciencia en Huila, inicia sus primero pasos
Obsurdh, Rosa Liliana Ortiz |
“Se empezó una jornada de taller, el primero fue con jóvenes de bandas locales y un segundo con diferentes personas de la comunidades del Huila que se capacitan y llevan los mejores elementos para sus municipios”, agrega Liliana. Así se busca impulsar la campaña, además de crear y darle más fuerza a un movimiento amplio de objetores en la región.
Con talleres y entrega de una cartilla gráfica se busca contribuir a que los jóvenes conozcan su derecho a la objeción y reconozcan como aplicarlo. Es así como se suman a la campaña nacional. La comunicadora de Obsurdh, Ginna Piragauta sostiene que “queremos impulsar en el departamento a través de la Red Departamental de Derechos Humanos un movimiento de objetores y objetaras de conciencia al servicio militar, ya que es una temática que casi no se conoce, hay muchos vacíos. Hay que empezar a desmitificar muchas cosas”.
Este trabajo está acompañado de la asesoría de organizaciones nacionales que han trabajado en el tema. Obsurdh hace acompañamiento y asesora a los jóvenes que se declaran objetores, también está en capacidad de brindar ayuda jurídica, según la Directora Rosa Liliana Ortiz. De Igual forma es un objetivo poder informa en los municipios del departamento, zonas rurales donde los jóvenes se enfrentar a constate jornadas de reclutamiento, populares “batidas militares”.
El joven miembro de Asociación Colombiana de estudiantes de Secundaria, Ades, Juan Alberto Zuluaga García, manifiesta la necesidad reconocer la libertad de conciencia de cada joven “se debe poder escoger si se paga o no servicio, pero el ejército no debe perseguirnos como ratas para que nosotros resolvamos la situación militar obligadamente porque se violan las libertades y las tranquilidad de los jóvenes”. Añade que importante crear un colectivo de trabajo para que se frenen las detenciones masivas con las batidas y así no se vulneren los derechos.
El Huila empieza una construcción abierta para forjar la organización de un movimiento de objetores y objetoras, una fuerza colectiva de diferentes actores que le apuesta a la defensa del derecho a la objeción y a la antimilitarización. Una apuesta de construir país sin guerra. “Los jóvenes podemos aportarle al país desde otra óptica, a través de expresiones artísticas, ecológicas y educativas” agrega Ginna.
Lo anterior permite que los jóvenes, ciudadanos y organizaciones se han multiplicadores de información y acciones. El líder comunitario de San Agustín, Jesús Armando padre de familia de 6 hijos, quien ya tiene la libreta, pero se declara objetor de conciencia. Manifiesta que en San Agustín se han cometido violación de derechos humanos porque se desconoce la objeción y la ley del servicio militar, “se va hacer una réplica de la información allá en el municipio, hay que manejar lo del servicio militar en la región más aún cuando a 36 kilómetros hay una base militar”.
Trabajando en la prevención y fundamentando los principios
Alejandro Parra , Acoop |
Los dramatizados, vídeo y charla informativa que se replicarán permiten establecer en el Huila la necesidad de crear estrategias de trabajo y alternativas en un movimiento de apoyo que lleve a alcanzar un objetivo común, el de construir un territorio en el que la guerra y la militarización no sea una opción de vida. De esta forma la apuesta a prevenir procesos de reclutamiento en contra de las voluntades morales y las libertades de conciencia de las personas.
Caso:
Un joven campesino del Huila recuerda como su padre fue víctima de una ejecución extrajudicial por parte del Ejército. Por eso se declaró objetor de conciencia y decidió no pagar servicio militar, llevando una declaración personal de su convicción y planteamiento frente al porque no puede pagar el servicio militar obligatorio. Su argumentación se plateó en una posición de fondo más allá de los sentimientos de rabia. En ese momento recibió presión psicológica y amedrentamiento por el Ejército. Sin embargo, frente a esa situación mantuvo la convicción clara y la colocó en conocimiento de organizaciones de derechos. El Ejército debe respetar su declaración, de ninguna manera frente a un objetor puede obligarlo a pagar servicio, ya que está amparado en un derecho avalado por la Corte Constitucional. Fue declarado no acto, pero ahí no termina todo, apoyado en una acción de tutela espera que se reconozca su condición de objetor, no su simple exención del servicio. Lo que incluye el no pago de la libreta porque su conciencia no le permite contribuir de ninguna manera, ni con el dinero de la compensación militar en la prolongación del conflicto en Colombia del que ha sido víctima.
Calor Mario Zuloaga, afirma que la objeción de conciencia es importante por la crisis de violencia de país, “me declaro objetor de conciencia para no contribuir a la guerra, matando a colombianos a nombre de la patria”. Agrega que no hay que temer cuidado a las batidas, “se es un objetor de conciencia, pero uno no es criminal para esconderse”.
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