Empoderados y llenos de entusiasmo la comunidad afectada por El Quimbo realizó una contundente asamblea que permitió a los campesinos llenarse de fuerza para mantener la resistencia y defender su territorio.
Como se había programado el sábado 16 de abril era el día esperado, ya que esa era la fecha concedida por la comunidad para que el Ministerio de Ambiente, tal como lo había solicitado y reiterado la Defensoría del Pueblo, suspendiera la licencia ambiental para la represa. Puesto que no hay garantías de reubicación dignas, menos de reasentamiento, no se han realizado estudios que hacen parte de los incumplimientos que pone en riesgo los derechos de la población.
Una asamblea general contundente se realizó en la zona de la vereda Domingo Arias, lugar donde ya se iniciaron obras para la construcción de la represa El Quimbo. Animados por un encuentro con el Procurador Agrario, el Ministerio de Ambiente y la Defensoría del Pueblo a quienes se les mostraría una vez más sus preocupaciones y situación.
Said Pedroza con su sombrero puesto como en todas las asambleas, desde muy temprano estaba listo y preparado con su camisa en la que dice “También soy afectado por El Quimbo”. Él es un anciano de la Vereda Vera Cruz y como muchos otros ancianos están dispuestos a participar atentos de la resistencia porque se niegan a perder su territorio al que le deben su vida.
La comunidad con respuestas de derechos de petición en mano, esperaban llenos de ilusión, la salida. Una mujer jornalera con la respuesta del Ministerio de Medio Ambiente, luego de solicitar vía derecho de petición que se le respondiera por las garantías y compensaciones a las que tiene derecho. Siente un leve alivio lleno de esperanza al saber que ahí dice que efectivamente tiene derechos, “La carta menciona que nosotros los jornaleros también tenemos derechos a que se nos garantice compensación y reubicación“. Efectivamente derechos que hasta el momento han sido vulnerados. Aún así las obras de construcción para la represa siguen en marcha y la respuesta a dicha petición no termina siendo concreta en sus derechos.
Aproximadamente al medio día, Said y el resto de la comunidad subidos en una chiva iniciaron su recorrido hasta el Municipio de Gigante donde se reunieron todos los vehículos que fueron al punto de la Asamblea. Fueron 4 chivas y pequeños vehículos los que transportaron a más de 300 personas entusiasmadas y empoderadas de su defensa, comunidades de veredas como Balceadero, Jagualito, Río Loro y otras de municipios de Garzón y Gigante, se hicieron presentes.
La comunidad no lo pensó dos veces y llenos de fuerza decidieron obstaculizar la vía, “si no pasamos nosotros, no pasa nadie y ahora si está bloqueada”, se escucho decir. Acudiendo a su legítimo derecho de ir a una asamblea, obstruido por la Policía, la comunidad se hizo escuchar. Para la presidenta de Asoquimbo, Elsa Ardila Muñoz el suceso fue un atropello a la comunidad, “vamos a manifestar pacíficamente y no nos dejan pasar”.
Minutos luego que la comunidad obstaculizara el paso de vehículos en vía nacional, al comandante a cargo le dieron la orden y no le quedó de otra que autorizar el paso. Hecho que se convirtió en una victoria más de la comunidad en busca de garantizar plenamente sus derechos.
Obras a fuerza de todo
De este cruce de la Plata se empieza a observar a un costado de la vía la marca de lo que son las obras que ya iniciaron. La vereda Domingo Arias hace parte del municipio de Paicol, ahí es evidente como avanzan las obras de adecuación en los terrenos que hacen parte de la logística para iniciar la represa. Grandes maquinarias destruyen terrenos en los que se construyen campamentos a la sombra del Ejército que los custodia y mantiene su seguridad.
A algo más de las tres de la tarde, al costado de una de la obras y al margen del río represado se dio pie a la Asamblea. Fuertes explosiones en las obras se escucharon, fue alta la perturbación en el ambiente que se logró evidenciar. Así lo confirmó Luis Alfonso Garcés, habitante del sector que no puede tener noches tranquilas y menos su madre de 79 años afectada por la fuerte presión y perturbación de las obras, que ya iniciaron sin ni siquiera reubicar a la población.
Obras que vulneran los derechos de la comunidad que aún habita en ese lugar, campesinos a los que no se les ha definido su situación. Estos hechos los constata la Defensoría del Pueblo que afirma que efectivamente se iniciaron las obras sin haberse realizado el proceso de reubicación o reasentamiento de la comunidad de Domingo Arias.
La comunidad con un fuerte coro calificó al procurador delegado para asuntos Ambientales y Sociales, Oscar Darío Amaya Navas como un traidor por haberse comprometido visitar la zona y pedir suspensión de la obra en un foro en Bogotá sobre megaproyectos. Aún así al parecer llegó a Neiva, nunca se reunió con la comunidad y dio un fallo a favor de la represa, argumentando que no estaba pasando nada.
Por estas razones por medio del Congreso de la república se espera compulsar copias para la investigación por la responsabilidad administrativa, civil y penal del funcionario Amaya en el caso de las ilegalidades de El Quimbo en el tema de la modificación de la Licencia. También se programará audiencia pública en el Congreso.
La comunidad de la zona confirma que contrario a lo que se dice en otras veredas para presionar la venta de tierras, es falso que se hayan negociado con toda la comunidad de Domingo Arias. Elsa Ardila manifiesta que son mentiras, “la comunidad no está arreglada y se les vulnera sus derechos”. Esto debido a que no se les ha garantizado la actividad económica a todos los grupos poblacionales. “No podemos permitir que se pizote nuestra dignidad”, agrega la presidenta de Asoquimbo.
El Consejal Rolando Botello, manifestó que se pudo desmontar el discurso con el que vienen engañando a la comunidad, diciendo que ya muchos están arreglados y los que faltan se les amenaza con expropiación, “no se ha garantizado condiciones de vida con la misma construcción social para una reubicación”. Ya que es una afectación colectiva a todo un entorno de ríos, montañas, árboles, familias y toda una vida construida. Asunto que la Defensoría del Pueblo reconoce al sostener que se tiene bajo presión a las comunidades para que vendan en lugar de que opten por la reubicación o el reasentamiento como mejor opción.
Una falsa negociación a la que la comunidad denuncia los regalos que hace Emgesa, tal es caso de los espejos que entregan. La población calificó tal regalo como un acto de humillación, “otra vez traen los espejos con lo que alguna vez vinieron a robar el oro y nuestras riquezas”.
Para el investigador y profesor Miller Dussán que ha venido acompañando el proceso, Emgesa no debe venir a poner condiciones porque los campesinos son los dueños de la tierra, “si la razón no es suficiente para hacer valorar los argumentos, se hace por la fuerza con resistencia y movilización”.
Bajo estas circunstancias, la no cancelación de la licencia y otros argumentos, la comunidad en asamblea aceptó y firmó la declaración en la que piden que se cancele la licencia de la represa. Además que se les restituya sus predios a los campesinos y se restablece las condiciones socioeconómicas a toda la población afectada, puesto que vieron perjudicadas sus actividades económicas y proyectos de vida.
Esto representa que se les indemnice con restitución de sus actividades y compensación por daños causado. De igual forma se creará una mesa con delgados de las comunidades en compañía de Defensoría del Pueblo, el Programa de Naciones Unidas, PNUD y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Colombia.
Es así como la asamblea dio pie para acordar que se cancela todo proceso de negociación individual o colectiva que emprenda Emgesa con la comunidad. Lo que implica no participar en estudios programados por la multinacional. Tema que se tratará exclusivamente en la mesa, no para llegar acuerdos sino para establecer su compensación. “Ya no hay nada que negociar, es exigir el pago de daños causados”, agregó la comunidad manifestando que el territorio no se vende, “afuera Emgesa de nuestro territorio”.
Por lo tanto ven como mejor alternativa una Reserva Campesina Agroalimentaria, ya que continúa siendo la mejor propuesta para garantizar el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades y de sus proyectos de futuro.
Se hizo oportuno recordar los muertos, que para la comunidad representa ser muertos de Emgesa porque fue bajo presiones y la incertidumbre de perder sus territorios que han fallecido más de seis habitantes de la zona, desde que la multinacional llegó a quitarles sus tierras, tal fue el caso de Miller Montealegre.
Said Pedroza con ímpetu de juventud con más fuerza y a hora más dispuesto que nunca a defender su tierra y lleno de esperanza continuó su recorrido con la comunidad en las chivas y otros carros para retornar a sus hogares que esperan conservar siempre.
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