Castaño el “bueno”, no olvida la escena en la que miembros de la policía llegaron con un camión para arrebatar y decomisar sus fotografías el viernes 6 de abril. De los países recorridos para mostrar su galería en Colombia ha sido el único donde se le han incautado, como queriendo desaparecer una vez más la memoria.
Éstas hacen parte de un galería fotografía de la memoria que Carlos Castaño hace pública en el andenes de la Séptima entre la 18 y 19 en el centro de Bogotá, “aprovecho ese espacio que utilizan los indigentes para hacer del cuerpo y orinar, venía tratando de recuperar ese espacio para que no esté en esas condiciones y cumpla un función social”. Ese era el habitual escenario para la exposición, sin embargo, luego de la peatonalización de la carrera séptima debía sacar permisos.
Muchas veces Carlos había expuesto en la zona sin ningún problema y efectivamente fueron muchos los intentos y las solicitudes que Carlos Castaño presentó, lo hizo en el Instituto de Desarrollo Urbano IDU, la respuesta fueron una serie de requisitos como módulos para exponer ; cosa que implican un gran presupuesto y además que necesita otro permisos para exponer sólo ochos días, “piden un poco de pendejadas como si yo fuera un ricachón, eso para mí no tienen ningún fundamento”.
Sin embargo, ese viernes salió como de costumbre, “la demora fue ponerla y al momentico llegó la Policía, no dijo ni buenos día sino que de una vez empezaron a recogerla. Un agente me dijo hay que ser obediente”. Ningún tipo de argumento dieron para decomisar las fotos, así lo asegura Castaño a quien tampoco se le hizo firmar el acta de levantamiento. La reacción de la gente frente a este acto arbitrario no se hizo esperar, rechazaron la conducta de la Policía. La excusa que se les dio fue la invasión del espacio público, pero era evidente que la calle estaba llena de vendedores informales, “ambulantes”.
Muchos de los transeúntes que a diario veían la exposición, estaban de acuerdo de su presencia, aplaudían y aceptaban la galería. Hay quienes aseguran que es lo mejor que han visto en la calle, “Éste es espacio público, nosotros somos el público y no está estorbando”, aseguró un ciudadano sobre la galería. Para el defensor de derechos Yuri Neira es un acto que calificó de robo, ya que se hizo indebidamente, “la policía ni es autoridad y ni es competente”, aseguró.
Persiguiendo la memoria
Para Carlos se trata de una persecución política, esto dado a las temáticas que maneja en sus galerías. En la galería de la exposición que se llevaron hay muchas fotografías que según Castaño comprometen a los policías. Por ejemplo se destacan registro de policías golpeando a indígenas y a estudiantes, masacres se evidencian y hasta genocidio de UP se visibiliza, “es como si quisieran que la gente no viera una realidad que no hay como taparla”.
Castaño asegura que al no permitir la galería están privando al pueblo de ver una realidad, “la gente se emberracó quería a la fuerza exigir que no se las llevaran”. Este fotógrafo ciudadano, ya había intentado hacer todo lo legal en trámites para sacar los permisos y a los que se les pusieron trabas. Por eso como manifestó hizo una acción de hecho como parte de un acto de desobedecía civil el día 9 de abril que se conmemoró a la memoria de las víctimas.
Éste hombre, el Castaño el bueno preparó una nueva galería, esta vez se trató de un registro de 10 fotos de los hechos donde se ve al abuso de la policía incautando la fotos. En un acto que calificó de resistencia y se encadenó frente a la Personería Distrital sobre la séptima, exigió que la Policía la entregara en un acto público las fotografías. Su fin era que la gente se enterara del operativo realizado, elevando una denuncia que ya había hecho masiva por las redes sociales, “deben pedir disculpas porque el ofendido no soy yo, son las víctimas. Que la administración se entere de todo esto, y expidan un permiso y que no molesten más. Para mi es duro que la Policía en vez de colaborar, perjudica y eso que dicen defender los derechos humanos”.
El día de las víctimas hasta él se acercó la autoridad de seguridad ciudadana de Bogotá y miembros de la Personería para intermediar. Aún así, llegada las tres de la tarde aún no regresaban las fotos de las que se desconocía su paradero. Castaño exigió la devolución de la galería y anunció que fueron secuestradas por los que no se deberían llamar los héroes de la Policía, “la cadena que me ata, es el símbolo de la opresión a la que está sometida la Colombia marginada, explotada y pisoteada”.
Luego de elevar la denuncia por los hechos ha recibido voces de solidaridad y respaldo, muchas voces de otros países han rechazado la actuación de la Policía. Hasta se le han abierto más puertas con invitaciones para llevar la exposición. Para Carlos el espacio de exposición en la calle debe ser permanente, ya que los derechos humanos se están violando todos los días, “si a la gente no la persuadimos de eso, se van a seguir violando”. Así mismo anunció que se evidencie la Bogotá Humana que está lejos de conocer.
Historia de una memoria fotográfica
Carlos Alberto Castaño, el “bueno” como lo conocen es un desplazado más de las vidas silenciosas que ha marcado la historia violenta en el país. Le tocó salir de las tierras del Tolima, donde dejó todo y salió con su familia. Lo que hace Carlos es un trabajo de esfuerzo, lo hace con las uñas y con el poco dinero donado, pero alimentado por el espíritu de la conciencia, el principio y la dignidad.
Un episodio que para él implicó un cambio en su proyecto de vida, “hice un alto en el camino, evalué todo lo que pasa en este país y lo que ha pasado con mi familia, siempre con mi familia hemos vivido este conflicto. Llegó a la conclusión que el problema que tenemos los colombiano es de memoria, es un problema de ignorancia política que no nos deja mirar más allá de la realidad. Además porque siempre nos escoden esa realidad, mucha gente vuelve y cae en lo mismo”.
Para Castaño el miedo también afecta la construcción de memoria, “La gente lo expresa, a mi me dicen: lo felicito porque usted tiene mucho valor y valentía. Pienso que no se trata de valentía, es un tema de conciencia, si al fin de cuentas uno se va morir, pues se va a morir, pero hay que hacer algo en este mundo”. Agrega que el cambio está en educar, eso en parte se logra a través de la memoria, de la historia y la imagen, “muchos jóvenes desconocen el genocidio de la UP, no saben esa historia en la que ellos, sus padres y abuelos, todos estamos pagando ese genocidio. Por eso través de la imagen y textos cortos trato que se vayan enterando de esa realidad”.
Es por eso que Cataño decidió iniciar la construcción de una galería de la memoria es un trabajo creado desde 2003 y que ha venido fortaleciendo. Un rumbo en el que ahora las fotos y un cámara está presente en su vida, capturando lo que ve de la violencia, y el conflicto en la calles y la zona rural para mostrar una realidad en que la gente abra los ojos, “la exposición busca que no se sigan cometiendo los mismos errores porque vamos a pasar otros 500 años en la misma y no va pasar nada”.
Las galerías temáticas sobre la memoria están compuestas por sus registros propios, pero también con reproducciones de otros autores, “lo que estoy haciendo es armar una memoria para que no se pierda”. Un trabajo que ha recorrido por diferentes ciudades de Colombia, parques, colegios, rutas de ciclo vía, calles y universidades son testigos de esa memoria que se construye y que algunos buscan desaparecer en medio del olvido en el que ya no encontramos. Es ese valor , conciencia y dignidad lo que la ha permitido a Castaño seguir firme en sus propósitos y superar obstáculo como el que enfrenta en Bogotá, similar al que vivió en Ibagué donde luego de intentar sacar por dos años permiso, decidió no sacar más y se las quitaron. Carlos recuerda ese acto de resistencia en el que obligaron a la Policía a que se disculpara ante el pueblo y las devolviera con lo que ha ido sentando un precedente. “Decidí que la calle, y espacio público hay que recuperarlo y tiene que ser de la gente, no puede ser que se convierta en una propiedad privada. Ojalá las calles estuvieran llenas de arte y no de Policías, con eso no vamos a educar. Las calles debería estar llenas de cultura, de arte y de fotografía”, asegura Castaño.
Este buen Castaño también ha pisado suelo extranjero, su exposición se ha hecho pública en España, Italia y parte de Suramérica. Ha llevado la memoria de Colombia para que no sigamos siendo amnésicos. A Cochabamba Bolivia se ha difundió su galería sobre la realidad de Colombia en materia ambiental, la pobreza, la movilidad, derechos humanos y la violencia. Una galería que también la vende en cd para que se distribuya y el impacto sea mayor. “Lo que he aprendido en la calle con la gente y lo que ellos aprenden de mí es incalculables”, concluye este fotógrafo que no enseña la necesidad de educar, de tener conciencia y de construir memoria.
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