Más que una mala hora de la Policía, la crisis que enfrenta es un reflejo de años de una institución degradada en su imagen y con un cuerpo de hombre que si bien no son todos, si hay muchos que abusan de su poder, cometen arbitrariedades y no respetan procedimientos.
¿Quiénes ingresan a la Policía? Es la pregunta que lleva a reflexionar sobre la legitimidad de esta institución, más aún cuando los hechos de corrupción se presentan desde los altos mandos hasta los más bajos.
No se puede esconder y salta a la vista que la Policía es una de las instituciones con más hechos de corrupción. Cientos de escándalos involucran a sus integrantes, desde robos, abusos de autoridad, asesinatos, ilegalidades en contratación y hasta maltrato a mujer son parte de las acciones que hoy deslegitiman a esta organización del Estado.
El Estado colombiano condenó a la Policía Nacional a pagarle a una mujer 30'800.000 de pesos porque un grupo de policías propinaron brutalmente una golpiza a ella por divorciase de un sargento en Valledupar. Es reciente el caso de Los patrulleros en moto que arrollaron a una menor en el municipio de Ubaté, sin prestarle los cuidados y presuntamente negaron el hecho.
Aún está vivo el episodio en el que un grupo de policías en un mal procedimiento y abusando de su poder, intervienen lanzando gas pimienta en el bar 'Night Club', la situación generó la muerte de 6 personas en el 2013. Pero también ronda escándalos de corrupción por contratación en el casino de oficiales y obras para el mejoramiento de las instalaciones de carabineros en el Huila. También los sobrecostos en la compra de perros y los caballos para la institución.
Por hechos como los anteriores y otros es que los policías han perdido respeto y en las ciudades ya no se ve como autoridad. Puesto que los actos de violaciones de derechos y episodios delincuenciales han terminado afectando la credibilidad en la Policía. En Bucaramanga un video evidencia como dos uniformados abusan contra unos jóvenes en un parque por hacer deporte, instantes después le quitan su cámara, lo agreden y luego con un puñado de hombres arrastran a uno de los jóvenes.
El último escándalo del uniformado, Buenaventura Orobio que presuntamente es colaborador en el atentado en Gorgona. Evidencia que este policía acusado de guerrillero e infiltrado, no es ningún guerrillero. Es simplemente un informante o delincuente más, de esos que se vende por cualquier peso y que abundan en la institución de la Policía. Podría ser éste un ejemplo de un delincuente corrupto que para conseguir dinero se mete en cuanto torcido pueda. Por eso tiene otros procesos, presuntamente también cobraba por negocios de minería ilegal, tráfico de armas y apoyo con información a bandas criminales.
Sí torcidos en los que han resultado envueltos otros uniformados y que son mediáticamente informados. Latente es el caso del robo de 20 armas en una escuela de la Policía en la localidad de Suba. Muy parecido a otro robo sucedido anteriormente, en el 2013 cuando se perdieron 100 pistolas del depósito aduanero en el Fondo Rotatorio de la Policía para una presunta red de traficantes de armas de Bogotá.
Lo que lleva a cuestionar si la Policía es una institución plagada de corrupción. Más episodios llevaría a una respuesta. 19 agentes de la Policía fueron capturados por apoyar las redes del microtráfico del Clan Úsuga en Antioquia, entre estos un codecorado ex capitán de la Guardia Presidencial. También en Medellín fueron capturados otros cuatro patrulleros por vender gasolina de las patrullas oficiales. Como informó Semana, el 20 de noviembre pasado la Fiscalía capturó en una gran operación por todo el país a 24 policías por integrar bandas delincuenciales dedicadas al robo de residencias y a la extorsión. En Montería capturaron a 16 policías por ladrones, fueron detenidos junto a 22 civiles por robar casas, bancos y locales comerciales. Situación similar ocurrió con 16 policías adscritos a la Policía Metropolitana de Cali, capturados por nexos con bandas dedicadas al hurto en la ciudad.
En Montería también 8 militares fueron investigados por tráfico de armas; entre eso el coronel Róbinson González que al parecer vendía armamento a Los Urabeños. Ni alto mando se salvan. El coronel Néstor Enrique Maestre está implicado en apoyo a una red del narcotráfico. Lo que recuerda otros casos como el del coronel, Danilo González, el mayor César Torrijos Devia, general Mauricio Santoyo, El mayor César Torrijos Devia, y el general José Guillermo Medina Sánchez todos con cargo por narcotráfico.
Las violaciones de derechos, las arbitrariedades y el abuso de autoridad contra la ciudadanía son pan de cada día. En Neiva patrulleros se vieron envueltos en el asesinato de un menor de edad en un parque. En Bogotá policía han quemado perros callejeros y hasta a un niño habitante de la calle. En recientes videos hay evidencia de cómo un grupo de policías agreden indefensamente a estudiantes en Florencia Caquetá y golpean a estudiantes en Córdoba.
La policía antes tenía una estrecha relación con la comunidad, brindaba servicio. Pero ahora solo protagonizan atropellos contra los ciudadanos. Es oportuno en este momento que se habla de paz y en un eventual escenario de postconflicto, la intervención de la organización de la Policía; es una urgencia. Requiere una depuración de sus miembros, filtros más profundo en su ingreso para recibir a verdaderos ciudadanos ejemplares, investigaciones para identificar policías corruptos desde altos mandos que actúan bajo la sobra de los policías de calle.
Se necesita una policía humana que dialogue con el ciudadano que genere una política de convivencia y no un clima de conflicto como lo viene haciendo. Un policía amigo del que sea pueda confiar y no un policía que cree miedo y zozobra. ¿Será que los índices de inseguridad y el aumento de la delincuencia en las ciudades se deben a la misma institución policial? Es urgente entonces una policía que no se siga viendo sin autoridad por la sociedad, que si se le reconozca como competente, y no como generadores de inseguridad, violencia y corrupción.
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Nota: Vale recordar el escandalo en el que el Comandante de Policía de Tránsito en Bogotá regaña a sus hombres por hacer pocos comparendos
El comandante Gilberto Pulido hace un claro reconocimiento que la policía, ni es autoridad y menos son competentes, “Nosotros los policías no sabemos qué es seguridad, lo que nosotros llamamos percepción de seguridad, parado un policía ahí en la esquina y detrás del marica están atracando”.
El gran escándalo de corrupción en tránsito de la Policía de Bogotá revelado por la FM es sólo el pan de cada día en todo el territorio nacional, por debajo de cuerda se sabe que en cada municipio el gobierno local y altos mandos presionan a los agentes de tránsito para cumplir una cuota alta de comparendos. Lo que evidencia la poca eficacia de la Policía e “incompetencia”.
El reflejo de la corrupción que revela los agentes, sobre dinero que reciben a cambio de no hacer el comparendo pasa diariamente, y es el claro ejemplo de la degradada institución de la Policía, una de los entes de mayor corrupción en el país.
Es Claro que el General Peláez es un corrupto de cabecera, pedante y responsable no solo de violaciones de derechos, también de fuertes presiones a sus subalternos, por eso sale salpicado por el comandante Gilberto Pulido.
Frases de Pulido:
“Nosotros somos una huevas los comandantes que nos hacen la calle lo que quieran, y por qué nos van a cambiar por los azules porque la corrupción aquí en tránsito ya pasó el techo”
“No pudimos, nos quedó grande”
“Mi general Peláez está encima de uno, fue el que se comprometió con la doctora”
Frases sobre la crisis en la Policía
Pulido reconoce una grave crisis en la policía, “Cada día nos vamos más abajo en el abismo en la institución”
“Nosotros los policías no sabemos qué es seguridad, lo que nosotros llamamos percepción de seguridad, parado un policía ahí en la esquina y detrás del marica están atracando”.
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