Inconformismo ciudadano generó el proceso de audiencia para la
subasta de espacio público para el aprovechamiento económico durante el San Pedro,
adelantado por la Alcaldía de Neiva. Una subasta que de subasta parece no tener
sino el nombre, por lo que muchos ofertantes manifestaron su rechazo y otros
tantos se fueron de la audiencia por falta igualdad para competir.
El proceso de subasta, si bien permite que ciudadanos naturales participen como oferentes es poca la posibilidad de pujar que tienen y
más aún nula, la posibilidad quedarse con el espacio para la
actividad económica. Ya que el proceso beneficia principalmente a grandes
patrocinadores, que se quedan con las casetas para el negocio del licor.
Son pocos los espacios
públicos a los que los ciudadanos - personas naturales pueden participar para
poner un negocio en el espacio público durante
las actividades sampedrinas. Ya que al momento de la subasta tienen que
competir contra grandes empresarios patrocinadores, como “Antioqueño” que se
quedó en la segunda subasta con 12
carpas o casetas de nueve metros cada una; para el expendio de licores en la calle por donde transcurre el desfile. Otras empresas de licor se quedaron con el restante del espacios, en este caso 30 carpas de comercialización
de licor.
El negocio para estas
grandes empresas de licores es redondo, ya que para participar en la subasta
por ser patrocinadores tienen un puntaje clasificatorio de 30 puntos adicionales. Mientras que el mayor valor ofertado de una
persona natural es de 50 puntos.
Siendo así, en la puja si el
patrocinador se queda con el
segundo valor ofertado, tendría un puntaje de 45 que sumado a los 30, daría 75
puntos; esto lo hace siempre acreedor del espacio. Por lo
tanto ahí no hay puja que valga, una persona natural podría ofertar un millón
de pesos por un espacio y sin embargo, el patrocinador por puntaje se queda con el espacio pagando al menor valor del precio base.
Para algunos jóvenes participantes que aspiraban a quedar con un
espacio en la subasta, no tiene sentido
participar, pues no hay puja de por medio, lo que los deja por fuera. “Los patrocinadores tenían un 30% a favor así queden de últimos, ya que último
tenía 25 puntos, sumando los 30 llegaba
a los 55 puntos. Por lo tanto, así uno
quedara de primero con 50 puntos, el
patrocinador se lo iba llevar; así no ofertara más dinero, ni nada. Sólo con la mera base iba a ganar.
Ese “Antioqueño” tuvo todas las casetas
de la B en adelante, se postuló y ganó. No hay condiciones de igualdad porque ellos debieron ofertar en la
primera subasta de sólo patrocinadores”, puntualizó Alvar Osorio, joven que
aspiraba a un espacio.
Si bien está estipulado que el patrocinador solo puede tener un
20% de todo el espacio en subasta, el espacio fuera de puestos de licor, incluye graderías y puestos de comida. Es
decir, el espacio total de
aprovechamiento son aproximadamente 1.400 metros. En este caso la empresa “Antioqueño”
con las 12 carpas solo ocupaba 108 metros. Si bien el 20% parece ser el mecanismo
para que los espacio de comercialización
no sean monopolizado, en la práctica se traduce en algo diferente que beneficia exclusivamente a patrocinadores,
solo evita que entre patrocinadores no se monopolizan los espacios, porque muchos terminan siendo ocupados en el caso de las casetas de licor por uno solo
o dos.
Además los ciudadanos manifiestan que pierde el municipio, ya que las ofertas de personas
naturales que llegaron a un valor de más
500 mil pesos, se pierden y se entrega a
los patrocinadores, por el menor valor, es decir el precio base que en el caso de los módulos 3x3 o carpas fue de 299.700 pesos. Es decir, el municipio deja de recibir mayor
dinero por los espacios, contrario pasaría si realmente se genera una puja. “El
procedimiento es desigual, así hubieran 5 personas ofertando el patrocinador
siempre va ganar, no debería poner a patrocinadores con una persona natural
para que allá una misma balanza. El patrocinador se queda con el espacio con el precio base, así se ponga más dinero, da igual
porque ellos tienen el puntaje de patrocinador.
Por eso no hay puja, ni hay
imparcialidad en la subasta porque siempre tira al beneficio de los
patrocinadores y pierde el municipio porque se queda con el precio base”,
concluyó Daniela Molina quien también aspiraba a un espacio.
El Jurídico de la Alcaldía, José Joaquín manifestó que las observaciones al proceso debieron
hacerse en el tiempo estipulado para eso y hacer las reformas en el debido
momento. Por lo que aseguró que las observaciones serán recepcionadas para tenerlas
en cuenta el próximo año. Desde la oficina de Desarrollo Económico encargada de
la subasta, se puntualizó que todo el procedimiento estaba estipulado así en el
pliego de la convocatoria.
Siendo así, la ciudadanía
reclama que no se convoque a un espacio público, si se la van a entregar claramente los espacios a los patrocinadores, es decir para beneficio económico, exclusivo de grandes empresas patrocinadoras. Los puntos adicionales según se manifestó, son para incentivar el patrocinio del festival. Pero
se convierte en un negocio que deja por fuera a los pequeños empresarios y ciudadanos que ven en San Pedro una oportunidad
para un ingreso extra, a través del aprovechamiento económico de los espacios. Por lo tanto no es la mejor manera de hacer una
subasta sin mayor puja, más cuando se habla de gobierno transparente, de inclusión
y participación ciudadana.
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